domingo, agosto 30, 2009

El invierno ya está aquí

La buena vida se acabó. Retorno a la capital con la mochila de verano repleta de grandes aventuras: Marruecos, Granada, Segovia... Entro por la puerta y oigo su llamada: "ven aquí, cobarde". Mis temblores bloquean mis fuerzas. Por mi mente desfilan los sabrosos postres marroquíes, el vino rosado de las cenas, el cordero de Segovia que he compartido con tantos amigos, mi jarrita de cerveza todas las mañanas en la piscina junto a unos cacahuetes, la morcilla, los helados almendrados en el cine de verano... Me intento consolar al acordarme de mis rutas con todos mis hombres en bici por las distintas sendas segovianas, mis largos en la piscina, mis paseos entre los chopos.. "Cobarde, ¿por qué tardas tanto?" Me mentalizo, entro en el baño, subo a la báscula y el grito que se escapa de mi boca hace temblar los cimientos del hogar.
-¿Qué ocurre? -pregunta mi Alonso.
-Tres.
-¿Tres qué?
-Que he engordado tres kilos (y medio, pero eso me lo callo).
-Bueno, qué más da.
-Ay, que me voy a poner a llorar...
Noto como una lágrima reposa en mi ojo, la retiro enfadada y pienso: que me quiten lo "bailao", que más valen tres kilos de más y el cuerpo feliz por haber disfrutado de los manjares de distintas tierras, por haber reído, por haber brindado con ricos vinos, por compartir la felicidad... Venga, a disfrutar y a comprar judías verdes que ahora toca sufrir.

Lecturas veraniegas
  • La reina en el palacio de las corrientes de aire (Stieg Larsson) Adicción total
  • El silencio de los claustros (Alicia Giménez Bartlett) Entretenido. Falla la edición
  • La mujer del lunar (Haka Nesser) Policíaco
  • El martillo azul (Ross Macdonald) Un clásico
  • Nadie llora al muerto (Deborah Crombie) Un descubrimiento
  • La mujer de verde (Arnaldur Indridason) Lloré mucho, pero me encantó

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